La princesa y el guisante
Hans Christian Andersen, 1835
Había una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero tenía que ser una princesa de verdad. Así que recorrió el mundo entero en busca de una que lo fuera, pero cada vez que conocía a alguna princesa le encontraba algún defecto. Y no es que no hubiera bastantes princesas, pero ¿lo eran de verdad? Ése era el problema Siempre les venía algún inconveniente. Asó que regresó a su reino muy desconsolado, porque lo único que deseaba en el mundo era casarse con una princesa de verdad.
Una noche estalló una tormenta horrible. Relampagueaban los rayos, retumbaban los truenos y llovía a cántaros: ¡hacía una noche espantosa! De pronto alguien llamó a la puerta de la ciudad, y el viejo rey fue a abrir. Afuera aguardaba una princesa, pero ¡Dios mío, qué mal aspecto tenía con aquel aguacero y aquel tiempo horrible! El agua le chorreaba del pelo y de la ropa, le corría hasta la punta de los zapatos y le salía por los talones, y, sin embargo, la joven decía que era una princesa de verdad.
<<Bueno, no tardaremos en comprobar si lo que dice es cierto>>, pensó a vieja reina y, sin decir una sola palabra, se dirigió al dormitorio, apartó toda la ropa de la cama y el colchón y puso un guisante en la base de la cama. Después colocó veinte colchones encima del guisante y otros veinte edredones encima de los colchones. Ésa era la cama donde la princesa iba a dormir aquella noche.
A la mañana siguiente le preguntaron cómo había dormido.
- ¡Oh, he dormido terriblemente mal! - dijo- A duras penas he pegado ojo en toda la noche. ¡Sólo Dios sabe lo que había en esa cama! Estaba acostada sobre algo tan duro que tengo todo el cuerpo lleno de moratones. ¡Ha sido horrible!
Y así es como pudieron comprobar que era una princesa de verdad, porque a través de veinte colchones y veinte edredones había notado el guisante. Sólo una princesa de verdad podía tener una piel tan delicada.
El príncipe la tomó por esposa porque sabía que había dado con una princesa auténtica, y el guisante fue expuesto en el Museo Real, donde todavía puede verse, si es que nadie lo ha robado.
Y esta historia, como la princesa, sí que es de verdad.

Andersen, H. (2006). El ruiseñor y otros cuentos . Barcelina: Vicens Vives .